Waterfront City, Dubai, OMA (render), en proyecto
Exodus, o los prisioneros voluntarios de la arquitectura, 1972
La ciudad que
Koolhaas proyecta en
Dubai (
El País 09/06/08) es la cristalización de todo su universo arquitectónico, como no podría ser de otra manera. La arquitectura urbana se le suele atragantar incluso a los arquitectos más brillantes. No hay
escapatoria posible en esa escala: el edificio, las calles, los parques, los objetos, su contexto, incluso el paisaje está diseñado por la misma mano en las ciudades de autor. No hay excusas posibles en estos casos. En
Waterfront City una sucesión de
anodinos prismas vidriados sirven de telón de fondo a unos cuantos edificios-icono como
re-creación del autor de
Delirious New York.
Si Mies se lamentaba de las copias que se habían hecho con la mejor intención de su
Seagram Building (véase el libro
Curso Abierto donde Javier Carvajal lo cuenta), no es difícil de imaginar lo que sentiría frente esta
new Manhattan en la que simplemente se ha prescindido de su obra. Ya hace tiempo que sostengo que la arquitectura de
Koolhaas es más rompedora en lo ético que en lo artístico (véase mi
Arquitecturas virtuales: una utopia negociada). Ahora descubro que el profesor
Juan Calduch de la Universidad de Alicante piensa lo mismo, aunque yo no estaría de acuerdo en que la "ética utilitaria" del arquitecto holandés está
enraizada en la autonomía que
Kant le asigna al arte. Creo más bien que es en pensadores como
Milton Friedman donde hay que buscar las
raíces de
la postura de Koolhaas: su rentable utopismo estratégico ya estaba claramente expuesto en su PFC
Exodus en 1972.