Tuesday, 30 March 2010

Productividad y arquitectura

Pavellón de la Serpentine Gallery, Londres, 2009, de SANAA

Se dice que España tiene un problema de productividad, y de eso no cabe la menor duda, aunque su arquitectura es de las mejores del mundo. La enciclopedia de la Red define la productividad como la proporción entre los resultados y los recursos empleados para obtener esos resultados. De hecho, dice textualmente: "cuanto menor sea el tiempo que lleve obtener el resultado deseado, más productivo es el sistema".

Bien, resulta que la cosa se está extendiendo: SANAA, que acaban de recibir el Pritzker, reconocen ser tremendamente improductivos, emplean mucho más tiempo que otros en hacer sus proyectos. Esta es una de las contradicciones en las que estamos atrapados en este momento: ¡premiamos la improductividad!.


En realidad resulta que la buena arquitectura es improductiva por definición. Se trata, como decía Alejandro de la Sota, de dar liebre por gato: eso es la quintaesencia de lo improductivo. El hijo de de la Sota decía hace días en El País que su padre tuvo que recurrir a su puesto de funcionario de correos en los momentos más duros de su particular batalla por la arquitectura. Sans, el aparejador de Coderch, me contaba que algún domingo por la noche, y al ver luz en el despacho, sorprendía al jefe echando horas a hurtadillas.

Sejima también celebra el premio trabajando de noche. El hijo de Alejandro de la Sota confiesa que rechazaba encargos por no estar de acuerdo con los clientes. Un alto responsable del Pritzker me comentaba consternado que Zumthor, a quien le acababan de dar el premio, "¡RECHAZABA ENCARGOS!".

Hay que concluir, remedando la célebre frase romántica que Hay motivos de la arquitectura que el mercado no entiende.

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