(...) el espectáculo, inseparable de la opulencia, contamina la arquitectura con una exhibición circense de formas insólitas, difíciles de reconciliar con la necesaria permanencia física y simbólica de [las] construcciones (...)
Luis Fernández Galiano, El País 08/03/2010
!The Show must go on¡ es el grito de guerra del mundo del espectáculo para mantener el ánimo. Las contaminaciones entre espectáculo y arquitectura, que han acabado por adulterar a esta última, se pone ahora en entredicho desde los mismos mass-media. Ya comentabamos en posts anteriores que en el New York Times, Ouroussoff, su crítico de arquitectura, fue uno de los primeros en desmarcarse al comenzar la crisis financiera ("era de vulgaridad y ambición", decía).
Ahora en ámbitos españoles empieza a cundir cierto arrepentimiento por las complicidades con los excesos de los felices 1990. Hay arquitectos como Chipperfield que nunca se prestaron al "branding through architecture" ( "Hoy lo icónico se asocia a los excesos del Mercado", dice), y aún así es muy prudente en sus críticas: hace bien, ya que no habrá rectificación, e incluso la arquitectura espectáculo se incrementará en ciertas partes del mundo.
La desglobalización incluirá partes en las que la euforia neoliberal continuará como si nada y su arquitectura seguirá saturando los media. Por lo tanto la respuesta a la pregunta Must the Show go on? es: It's up to you.
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