Panzada de aeropuertos

El fin de semana he podido disfrutar de arquitectura de primera: Barajas y El Prat. La T4 de Barajas permite iniciar o finalizar un viaje con una expreriencia estética. El edificio de Rogers-Lamela no ha sido suficientemente celebrado en mi opinión. AL llegar a BCN la sorpresa del nuevo Módulo 5 de Ricardo Bofill permite seguir creyendo en las resurrecciones profesionales: desde las viviendas de la calle Nicaragua el arquitecto catalán no había firmado un proyecto tan convincente. La ampliación que hizo para las olimpiadas del 92 (en la foto) ya marcaron un giro hacia una arquitectura de calidad que sin embargo todavía conservaba algunas rémoras estilísticas posmodernistas. Por cierto, como ya he comentado varias veces en clase, las enormes luces de esta ampliación (16 m) hace que los forjados bi-rreticulares vibren cuando pasan un grupo de disciplinados turistas: lo he vuelto a comprobar.