Tuesday, 8 December 2009

Gillo Dorfles: cien años os contemplan






Dorfles ha hablado. Y lo ha hecho alto y claro para afirmar (confirmar) que Ernesto Rogers era tan proyectista como teórico, las dos cosas al tiempo.

Coincidiendo con el nacimiento de Rogers (este año cumpliría cien años, los que va a cumplir Dorfles el que viene), el crítico de arte con más autoridad en Italia y su amigo de la infancia dice en un artículo en el Corriere della Sera que el libro de Eugenia López Reus llena "una laguna verdaderamente incomprensible".

Esa laguna, que según Dorfles llena el libro a base de "sutileza", es, en mi opinión, resultado de la dificultad de reconocer en otros la capacidad de hacer y pensar al mismo tiempo, de hacer literatura con las palabras y arquitectura con la construcción: algo de eso le pasaba a Wright con Le Corbusier.

En efecto, escribir y diseñar suelen convertirse en pecado cuando es un mismo arquitecto el que ejerce ambas habilidades. La kantiana autonomía entre pensar y actuar se convierte en intolerancia cuando el profesional y el crítico se obsesionan en defender la pureza de sus ámbitos respectivos. Lo que sucede es que la vida mezcla las pretendidas purezas, las cuales, por cierto, son en el kantismo sólo legalidades subjetivas no constituciones objetivas. En los textos del excelente congreso que acaba de terminar en el Politécnico de Milán-Bovisa se recogerán muchos de estos matices que la celebración ha permitido sacar a la luz.

Mientras tanto, hay que agradecerle a Dorfles que siga defendiendo tan rotundamente la posibilidad de una subjetividad integrada a través de lo artístico. ¡Salve Maestro!

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